martes, 26 de junio de 2012

Bla, bla, bla, todo siempre tiene que tener un título


A veces me agarran pensamientos aleatorios, insomnios y como esta ciudad con frío y de noche es genial para salir a patearla, no me aguanté y me fui hasta un bar. Y ahí se me salió un poco de tinta y la plasmé en esta "cosa" que escribí.
 Las Cosas
Cosas, cosas que me estallan
Me siento rodeado, soy pérdida
Y se escurren, las guardo
Para que germinen bien adentro mío

Pero son simples, no lo se
Son cosas, están infestadas
Quizá de mañana, o tal vez
Se embarren con fácil poesía

Pensándolo mejor, mis errores suelen
Volverse patrañas, generan esto al interior
Y queman, como un puño en el estómago
Borracho, indefenso, incorpóreo

Ay, sería mejor resolver todos
Estos infiernos que acosan, se derrumban
Parecen paredes de una habitación
Donde las revoluciones frenan y se expiran ingenuas

De vuelta, se coronan pasivas
Escritas vanagloriadas con sangre
¿Destino? ¿Causalidad? ¿Intención?
Imaginadas e inscritas como carteles

Las cosas me pudren, me encarcelan
Regurgitan como Bs.As sin valor
Vaya la noche a saber
Con la inspiración que nos encuentre hoy

jueves, 21 de junio de 2012

15 minutos, fifteen, aupa


 A veces hacen textos para congraciarse con una nami, otras para decirles que las odian. Y estamos los que hacemos textos para que nadie entienda de quién estamos hablando.

Oda al mismo sentimiento insuflado que nos rodea, Siempre

Vos. Cómo empezar un texto donde la palabra más fuerte va al principio? Vos. Compañera, sos lo que me estimula. ¿Cómo te explico mil primaveras sin tu fuerza, sin tu luz, sin esa energía? Anoche me di cuenta, somos tan involuntariamente parecidos. Hemos horadado en la misma contradicción una y otra vez, ¿cómo se nos delimita el camino esta vez?  Sabés que caminaría a tu lado hasta terminar de relativizar todos los paradigmas científicos y metafísicos del universo, desconocería todas las teorías que hablan del ton y el son, jugaría en tus labios hasta volvernos un cliché llenos de escombros y memoria. No podría jamás escribirte sin sentir esa honda necesidad de decirte que me siento tan estúpido de solo pensar cuando caminan tus ideales, tan cargados de categorías y sonrisas, con chistes y caricias que amagan volverse sexo. Porque el sexo puede más que los valores, que los símbolos, la maldita trascendencia, el sexo somos nosotros, el semen no circula por curiosidad. No necesito inspirarme en canciones obvias para decirte cuanto me aniquila una de tus sonrisas, una sola de tus palabras bajando tan risueñamente entre tus golpeteos de exclamaciones y afirmaciones.

 Creé que el destino jamás podría existir entre tantas aseveraciones heroicas, no podría escribirte sabiendo que omitís leer mis palabras sutiles, las que hago caminar despacito para que lleguen a tu conciencia de manera silenciosa para que den el golpe más artero al caer la madrugada cuando ante lluvias y sonidos franceses te invadan feroz, locuaz, vorazmente. ¿Como te podés pretender desestructurada cuando querés rebatirle oraciones al sentido común? Y el sentido común, ¿al fin no es la misma hidalguía que cargo como ser humano que intenta llevarte a ese abismo de victorias y derrotas en el mismo catálogo? Porque me hace sentir hombre, lucir tan viril tenerte acostada a mi lado como decirte que te amo. Y quizá podríamos hablar diferentes idiomas que las siglas nuestras van a seguir remarcándose en partes iguales, como gestos, en formatos de capacidades caducas, porque lo nuestro es único, es especial como aquellos que se gustan desconociendo barreras, límites, carteles a granel. Me puede costar hablarte esta vez, pero sos una melodía que me va encantando a medida que se va transcribiendo en el papel, tal cual el debate hacia la misma insípida discusión, pareciendo un texto de algún autor sin interés. Es que tus tesis vuelven a mis hipótesis sobre la idea de sublevarse, en la más (oh, jamás quisiera) tierna de las rebeliones, cual hombre ingenuo, tonto, púber.

Me volví idiota escribiendo poesía, ahora ya no me importa, porque apareció esa estúpida manera de sentirme compensado. Porque ahora tengo ganas de volar hacia mil doscientas formas de terminar este documento infortunado sin que te des cuenta que te hablo. Es que quizá sea inútil tanta perorata retórica, si al final vos solo querías experimentar un poco de comezón por la idea de estar ultrajada por un extraño. Se que algún dia nos vamos a dormir de nuevo, escuchando música o dispares consejos. Quizá vengan de lo más profundo de nuestro desandar o tal vez simplemente del reflexionar, del sabernos tan hombre y mujer en toda su extensión.

miércoles, 20 de junio de 2012

Entre heladas y ferne...


A ver de qué se trataba esto...

Bríos Fríos

Tengo un frío adentro, un frío
Tenebroso, dictando los segundos
Ignorando las vueltas para
Darte el beneplácito

Si llega a golpear, calienta la sangre
Pero nos arrastra hasta tu casa
Nos desviste y nos mete en la cama
Colgando en nuestra pantalla cine francés

Hablame, háblame, que las pupilas
Comienzan a dilatarse, es esta
Sensación, caminando sigilosamente
Entre nuestras espaldas hasta llegar

Al pubis, a sonreír con la almohada
Que Quiroga escribió para nosotros
Porque las cabezas arden, monitorean
El poder sentirnos bien desde hoy

Y es este frío, parco e industrial
Te mira y te dice “será tu compañero”
Pero no hasta volverse ley
Si no para abrigarte en tu propia sien

Que vamos a darle un final
Se los tenemos que dar para hacerlos callar
Porque cuando el sentimiento comienza hablar
Los fríos ya no saben cómo pueden apuntar